La compañía Gourmet Catering & Espacios se ha convertido en la empresa referente en el sector del catering en la Comunitat Valenciana. 75 años de historia, más de 2.000 eventos de clientes nacionales e internacionales y 300.000 comensales anuales, ahora están liderados por la tercera generación de la compañía, con Raquel Vicente en la dirección. Con germen en el conocido café Noel, cuenta con un espacio de 1.600 metros cuadrados en Picanya (València) como centro de producción.
La empresa valenciana tiene a día de hoy 15 espacios en exclusiva y opera en 20 más, abarcando un amplio abanico de eventos que van desde bodas y comuniones a convenciones y congresos para grandes compañías como DHL o Consum. El origen del proyecto nace del que fuera punto de encuentro de la sociedad valenciana en el centro de la ciudad, cuando la segunda generación tuvo que hacer un cambio de rumbo para mantener la compañía.
«Mi padre Narciso cogió el negocio de Noel cuando mi abuelo falleció. Estaba bastante mal el local, era antiguo y cabían dos posibilidades, tirarlo todo abajo y hacer un Noel nuevo o empezar a descubrir nuevas vías. En ese impás surgió la posibilidad de entrar en La Vallesa de Mandor, una de las primeras masías en Valencia donde se hacían bodas», explica la directora general. Se adentraron en ese primer espacio con cocina propia y desde ahí hasta ahora.
Desde que inició su actividad de catering en varios edificios emblemáticos e históricos en los años ochenta, el grupo no ha parado de ampliar su cartera, operando a día de hoy en prácticamente todos los espacios de referencia en València ciudad y toda la Comunitat Valenciana. Dan trabajo a un equipo de 450 personas de las que un centenar están en el centro de producción, donde también realizan innovación en la elaboración de platos que presentan cada temporada.
«Tenemos un departamento de I+D con cuatro cocineros, y es donde van saliendo las ideas. Normalmente, hacemos un par de presentaciones al año con gastronomía nueva, pero al final el mercado te pide», explica. Con sus elaboraciones, intentan transmitir Valencia a sus clientes extranjeros. «En los buffets contamos de dónde vienen los productos y su historia. No es solo un catering, somos Valencia. Al final, queremos ser pioneros y ser los más grandes», asegura.
Del Palau de la Música al Palau de Les Arts
En 1995, Gourmet Catering entraba en el área de restauración del Palau de La Música, en 1998 en el Hemisfèric tanto en catering como en cafetería, en 2001 el Museo de las Ciencias y así sucesivamente hasta conquistar un buen número de lugares, como el Palau de les Arts, donde también dirigen el restaurante de Contrapunto. «Mi padre estaba apenado por el cierre de Noel, que llevaba en marcha desde 1947, pero de ahí nace este proyecto», apunta Raquel Vicente. Tras tomar la decisión, decidieron dar una nueva vida al mural de Joaquín Michavila ubicado en la cafetería. Con la representación de un partido entre el Valencia CF y Levante UD, ahora reside en Mestalla, donde permanece en sus instalaciones como una donación.
Actualmente la empresa se encuentra en plena expansión a otras comunidades autónomas. «Prestamos servicios en Comunitat Valenciana, Murcia y Teruel, principalmente. Pero nos vamos a cualquier sitio, aunque son costes logísticos», explica la directora general. «Si es un cliente muy nuestro lo hacemos. Con Plátano de Canarias nos fuimos a Berlín», recuerda. A su vez, señala las bondades del modelo del catering respecto a otros negocios de restauración. «Sabes exactamente lo que tienes cada semana y produces para eso, no tienes merma ni personal con el que no sabes qué hacer», reconoce.
Un crecimiento que también avala la cifra de negocio. «La facturación de 2022 fue de 20 millones, lo que nos ha permitido lograr un crecimiento necesario para poder seguir haciendo las cosas bien, aplicar la innovación a nuestros servicios y cuidar de nuestro personal, que es nuestro gran activo, tras los años de pandemia y restricciones, en los que la empresa hizo un gran esfuerzo por no realizar recortes de personal pese al desplome total de los eventos», explica Vicente.
A día de hoy, la compañía también está centrada en cómo hacer más sostenible el modelo y, por este motivo, empezaron el pasado mes de abril a trabajar con Naria. «Los estamos adaptando a catering para acoplar la fórmula a nuestra gastronomía y contactando a las empresas para que cada vez más se consuman cosas donables», explica. Con esta tecnología, donde el blockchain juega una parte importante, es posible poner un anuncio para ver a qué banco de alimentos le interesa el producto sobrante, como unas tiras de solomillo o unas espinas, por ejemplo.
«Buscamos las fórmulas de cómo donar sin poner en riesgo a nadie, ya que no se puede hacer con lo que ha salido en bandejas», asegura. Para poder caminar cada vez más hacia la sostenibilidad, recomiendan acciones como contratar picnics en los congresos. «Montamos mobiliario fuera a los congresistas, y así podemos donar lo que no se recoja», destaca. La compañía también está inmersa en un proyecto de escuela de cocina que paralizaron en pandemia y ahora han vuelto a retomar.