Una boda en Valencia en un antiguo monasterio
Tras toda una vida juntos, la pareja se casó formalmente el pasado septiembre en una pequeña ceremonia íntima en Formentera, lugar al que hicieron su primera escapada cuando eran adolescentes.
Meses más tarde, Alba y Jacobo celebraron su enlace en Valencia rodeados de todos sus familiares y amigos. El lugar que escogieron fue la Cartuja de Ara Christi, un antiguo monasterio valenciano construido en 1585, repleto de espacios naturales y un estilo arquitectónico renacentista.
Una decoración otoñal con un guiño a Valencia
Como elemento principal escogieron el otoño, aunque adaptaron el entorno al momento a través de pequeños detalles con un estilo navideño. Sin embargo, la pareja quería huir de las tonalidades y estampados propios de la época, alejándose de los colores rojos o de los cuadros escoceses. “Queríamos algo más minimalista en tonos neutros, porque además creíamos que podía combinar muy bien con la piedra de las columnas del lugar de la celebración”, cuenta la pareja.
De ese modo decidieron que la paleta de colores de su boda en Valencia se centraría en los tonos marrones y anaranjados, así como diferentes tonos de verde, como el oliva, que acompañaron de otras gamas cromáticas como los grises. Como elementos decorativos la pareja se decantó por ramajes otoñales, piñas, y velas blancas, los cuales consiguieron engalanar el espacio acorde a la temática. Para acercarse a su tierra natal, Valencia, la pareja añadió como detalles naranja seca, las cuales, estuvieron presentes en las invitaciones, en el seating plan y en los centros del banquete.
Un vestido de novia satinado y unos detalles muy especiales
Para su look nupcial, Alba lució dos vestidos de la diseñadora Claudia Llagostera. Como primer estilismo se decantó por un diseño satinado con escote cruzado y un detalle en el cuello. Los puños del vestido guardaban un secreto muy especial: unos gemelos antiguos del abuelo de Alba.
Para completar el look, la novia usó unos pendientes y piercings de la firma M de Paulet y una pulsera de Pdepaola, regalo de sus amigas antes de la preboda. Como zapatos optó por unos de terciopelo de Pedro Miralles, en tono gris y con maxiplataforma.
«Quería que el ramo tuviera relación con el resto de decoración de la boda y que siguiera la misma gama cromática», relata la protagonista. El equipo del Taller de Clo confeccionó un ramo con una mezcla de pino, magnolio, algunas hojas ocres y cinco rosas blancas. Para anudarlo la novia escogió una lazada blanca con un faro y un coral bordado por una de sus amigas. Además, llevaba grabadas las iniciales de la pareja y las de su perro, Nino.
Como segundo look, la novia lució un conjunto de dos piezas de pantalón y top, repleto de lentejuelas y plumas, también de Claudia Llagostera.