De una boda sale otra boda y de un encuentro con una diseñadora con la que haces click surge un vestido inspirador. Hoy hablamos de este diseño de dos piezas de esta novia valenciana firmado por Inuñez, una de las diseñadoras punteras en el mundo nupcial.
Apesar de que seguimos en verano, ya hay novias que buscan inspiración para los próximos meses. Incluso el año que viene. Novias que se casarán con manga larga, con chaqueta, con algún detalle especial… Novias que dejan atrás la ligereza del verano para abrazar la sobriedad del otoño y el invierno. Hermi, con su chaqueta especial, es una de esas novias que inspirarán a las novias de la próxima temporada.
Hermi y Vicente se casaron un día de otoño en el bonito Monasterio de Santa María del Puig. La celebración tuvo lugar en uno de los rincones más bonitos de Valencia: La Cartuja de Ara Christi. «Vicente y yo somos de dos municipios diferentes de Valencia así que escogimos un lugar imparcial y que fuese cómodo para todos los asistentes a la boda. La iglesia y su gran escalinata nos enamoraron desde el primer momento que fuimos a visitarlo. Aún tengo guardado en mi retina uno de los momentos más bonitos de aquel día: la salida de la iglesia una vez casados con nuestras familias y amigos en aquella escalinata mientras se tiraba una traca como buenos valencianos que somos» nos cuenta la novia, emocionada.
«Es un monasterio cartujo fundado en 1272, restaurado hasta el más mínimo detalle, creando así uno de los espacios más bonitos de toda Valencia, me atrevería a decir… Celebrar allí el convite fue un auténtico espectáculo», nos sigue narrando Hermi. El baile se celebró en su iglesia, convertida en discoteca.
Ahora hablemos de su vestido de novia. «Mi vestido es de Inuñez», nos cuenta. «Cuando supe que me casaba empecé a indagar por redes sociales y recuerdo que llegar hasta ella no fue tarea complicada. Es, sin duda, una de las diseñadoras del momento. Y espero que por muchos años más, ¡larga vida a Isabel! (risas)». Suscribo esta afirmación porque también fue la diseñadora de mi vestido de novia. «Cuando llegué a su taller en Madrid, he de reconocer que estaba nerviosa. No era de esas novias que dibujaran trajes en sus sueños… Pero Isabel me transmitió tanta tranquilidad y complicidad que supe desde el momento uno que estaba en casa».
Hay muchas novias que nunca se han imaginado su diseño, pero el dar con el diseñador adecuado hace todo más sencillo, ¿verdad? «Tenía claro que quería un vestido elegante pero sin aburrir, con un cuerpo arriesgado y muy trabajado. Con un cuerpo caja y espalda abierta» nos describe Hermi. Así consiguieron un traje de dos piezas, delicado pero divertido, que fueron construyendo en esos viajes Valencia-Madrid, su madre y ella.
LA CHAQUETA, UNA JOYA CON BORDADOS
Pero hablemos de la chaqueta. Sin duda, la parte más especial del diseño, y la que servirá de inspiración para las próximas novias. «El bordado del cuerpo y puños fueron una incógnita. He de reconocer que me suscitaba muchísima curiosidad, pero me dejé llevar por Isabel y en la última prueba pudimos ver el resultado. Isabel captó a la perfección mi estilo, supo adecuar aquellas ideas».
JOYAS PRESTADAS Y UN RAMO EN HONOR A CASTILLA-LA MANCHA
Respecto a los accesorios, Hermi no llevó velo, pero Isabel creó una doble cola de tul desde el cuello, simulando la caída de un velo y otra desde la cintura para así poder desmontarla y lucir la espalda en la cena. Ese algo fue prestado fueron los pendientes, de su hermana. «Además, se los regalé yo para el día de su boda», nos cuenta. Llevó su anillo de pedida, de Suarez, y un solitario… Regalo familiar de sus padres a todas las chicas de su familia.
Merece mención especial su ramo, que fue un guiño a las raíces manchegas de sus padres. «En el ramo quise homenajear mis orígenes y el lugar donde cada verano somos felices. Elegí la medalla de mi abuela, de la Virgen de las Nieves, patrona de mi pueblo -un pueblecito de Cuenca- a la que tenemos gran devoción». A los pies llevó unas sandalias de tacón metalizadas.
DE UNA BODA SALE OTRA BODA
Hablemos de su historia de amor. Porque cumplieron aquello que dice que de una boda sale otra boda. Ambos vienen de dos mundos profesionales muy distintos, ya que Vicente es ingeniero agrónomo y ella fisioterapeuta. «Nos conocimos en el 2020, en una boda pandémica de una amiga en común… Que ha sido uno de los cinco testigos de nuestra boda», cuenta. «Nos presentaron diez minutos antes de que sonara el toque de queda, y como si del cuento de La Cenicienta se tratase, a medianoche nos despedimos, me pidió el teléfono y acepté. Supe desde el primer momento que aquel chico era el príncipe de mi vida. Desde aquel día no nos hemos separado». ¿Puede ser una historia más preciosa?
«Dos años después, en uno de nuestros viajes, me pidió matrimonio… En los Fiordos Noruegos. Pero fue en el 2024 cuando nos dimos el ‘sí, quiero’, ya que mi padre sufrió una enfermedad de la cual ha salido más fuerte si cabe. Tuve un padrino con un corazón a prueba de infarto. Ese día mi padre y yo sabíamos que aquel momento sería legendario… ¡aún me emociono». Hermi y Vicente, que tengáis una vida juntos llena de fuegos artificiales, amor y mucha salud.